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domingo, 29 de mayo de 2022

Gago - El Corsario Sin Rostro 35

Más aventuras de Sin Rostro

El tesoro sumergido

      
En el número 35 de la colección asistimos al rescate de un tesoro sumergido que Sin Rostro y sus amigos recuperan sin arredrarse por el peligro del volcán submarino que ha hecho desaparecer la isla de la que escaparon en el número anterior, e ignorando que otro enemigo acecha dispuesto a hacerse con el tesoro y de paso librarse de nuestros heroicos amigos. ¿Qué más se le podía pedir a un cuadernillo semanal? Que llegaba a nuestras manos por peseta y media... cuando podíamos permitírnoslo, y si no, mediante cambio o por el préstamo de un compañero más afortunado financieramente...
   






martes, 24 de mayo de 2022

Cuentos infantiles

Bonitas ilustraciones de un autor no identificado

   

Aladino

o la lámpara  maravillosa
    
La editorial Fher publicó a finales de los años cincuenta una serie de cuentos clásicos en cuadernos de doce páginas de 32 centímetros de alto por 23 de ancho en la que llamó Colección "R". Las adaptaciones estaban bastante resumidas, y ni el adaptador del texto ni el dibujante de las imágenes que lo acompañaban estaban acreditados. Me gustaría descubrir su identidad, especialmente del ilustrador, que dejó unas estampas muy bonitas. Sólo he tenido acceso a tres números de la colección, pero diría que los dibujos son todos de la misma mano.
En aquellos tiempos los lectores infantiles no se asustaban por la abundancia de textos y no necesitaban, como al parecer ocurre ahora, que las imágenes se adueñaran de las páginas, y Fher parecía entenderlo así, pues cada uno de estos cuadernos llevaba cuatro de sus doce páginas cubiertas de texto sin un dibujo, una greca ni un adorno. 
Traigo hoy sólo uno de los cuentos, Aladino (antes de que Disney lo convirtiera en Aladdin o como quiere que sea que lo llamen ahora). Pero este Aladino también tenía su truco, y curiosamente, descubrimos que el hijo del sastre Mustafá, del que teníamos noticia mediante las historias que Sherezade narraba durante mil y una noches, era en realidad chino, y no un chino cualquiera, puesto que acabó siendo el emperador del Celeste Imperio. 
Aquí dejo estas escasas páginas con la esperanza de que alguien las disfrute. Yo confieso que todavía gozo repasando estos productos infantiles, que no me devuelven a la infancia (¡quién pudiera, aunque fuera por un rato!), pero que me hacen cosquillas en el corazoncito.