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domingo, 30 de junio de 2019

Galería de historietistas españoles

   

Beyloc

   
Vuelvo sobre la idea de recuperar autores poco conocidos. Poco conocidos por mí, conviene explicar, es muy posible que la ignorancia sea tan sólo mía.
Dedico hoy la entrada a Ricardo Beyloc, un dibujante que escribió los guiones de algunas de sus historias y que firmó sus trabajos normalmente con su apellido.
Beyloc es un dibujante más que aceptable, con una producción, lamentablemente, poco accesible en la actualidad. Sus primeros trabajos aparecieron en los años cuarenta, en revistas y colecciones de editoriales como Ameller, Grafidea o Hispano Americana, y su personaje más conocido fue Casiano Barullo, un aventurero clásico que apareció en una treintena de números editados por Grafidea en 1944 y que conoció una reedición en 1952. Por desgracia, no he leído ninguno de esos tebeos, por lo que no puedo opinar sobre ellos.
Traigo hoy al blog un episodio de Davy y su fiel Roy, una colección publicada por Ediciones Olivé y Ontoria que en principio llevó el título de Rin-tin-tin y se basaba en la serie televisiva del pastor alemán del 101 de Caballería que vivía con su dueño, el pequeño cabo Rusty, en el Fuerte Apache, versión sonora de una exitosa colección de películas mudas de los años veinte. El cambio de título probablemente fue debido a alguna queja de la productora.
Beyloc sólo dibujó unos pocos números de la colección, pero realizó muchas de las portadas, con un estilo limpio y resuelto muy adecuado al tema y muy vistoso.
Sin otro comentario, aquí llega Davy con su fiel Roy de la mano de Ricardo Beyloc.
    






sábado, 29 de junio de 2019

El Popeye de Bud Sagendorf

   

Un episodio ecológico

    
La editorial madrileña Maisal publicó durante los años setenta algunas revistas de humor de procedencia nacional, varias traducciones de series de prensa americanas e historietas francesas, que reunió en diversas colecciones. Así, puso en el quiosco tiras de Buz Sawyer, Johnny Hazard, Brick Bradford, Ben Bolt y Juliet Jones. Se trataba de material (entonces) actual, no publicado antes en España, ya que aquellas series habían desaparecido de nuestros quioscos hacía tiempo. Por desgracia, la edición careció de un criterio razonado, y las colecciones se esfumaron tras los intentos de recolocar los sobrantes y las devoluciones mediante anárquicos retapados.
Entre los personajes que Maisal publicó se encontraba Popeye, el marinero tuerto que Elzie Crisler Segar presentó en su teatro del dedal. Popeye no tardó en convertirse en la figura central de la serie (que acabó tomando su nombre como nuevo título), y pronto dio el salto al celuloide y otros medios. Después de la muerte de Segar, la serie pasó por las manos de varios dibujantes a lo largo de su prolongada vida, que todavía se mantiene activa en las páginas dominicales de Hy Eisman, mientras las tiras diarias repiten antiguos episodios de Bud Sagendorf.
En España habíamos visto a Popeye en múltipes ocasiones. Revistas como Yumbo, Jaimito o Pumby le incluyeron en sus páginas, y allí nos acostumbramos a la firma de Sagendorf, por lo que muchos pensamos que él era el creador del personaje.
Bud Sagendorf había sido asistente de Segar, y desde finales de los años cuarenta hasta 1986 se hizo cargo de la serie, siendo autor de una gran cantidad de divertidos y surrealistas episodios.
Maisal publicó varias docenas de aquellos episodios de Sagendorf, en versión coloreada, ya que en origen las tiras diarias se publicaban en blanco y negro. La primera historia publicada en su colección Popeye viene hoy al blog para traernos una sonrisa envuelta en una subrepticia denuncia de la corrupción ambiental. Bueno, probablemente la intención de Sagendorf no era la denuncia, sino tan sólo el humor, pero con la experiencia que tenemos ahora esta historieta no deja de ser un mensaje adecuado.
   








lunes, 24 de junio de 2019

Lemmy Caution, el más francés de los agentes del FBI

   

Eddie Constantine

El actor que se adueñó del personaje
 
Lemmy Caution es quizá el primer agente secreto moderno. Nick Carter, Ace Drummond y otros habían preparado el camino, pero el personaje de Peter Cheyney se convirtió en el modelo a seguir por cuantos espías vinieron después. Las novelas de Cheyney consiguieron un gran éxito, y fueron trasladadas a la gran pantalla en Francia, donde se realizaron media docena de películas en blanco y negro basadas en el personaje. Curiosamente, las hazañas de un agente del FBI escritas por un autor británico y llevadas al cine en el país galo las interpretó un actor y cantante de origen ruso nacido en California y que acabó nacionalizándose francés, Eddie Constantine, un intérprete de fuerte personalidad que imprimió a su personaje un carácter y un humor que se adelantaron a lo que después haría Sean Connery con el superespía británico más famoso, James Bond. 
He dicho que se hicieron seis películas en Francia, pero en realidad Constantine interpretó a Lemmy Caution una vez más, en un séptimo filme dirigido por Jean-Luc Godard también en blanco y negro: Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution, película que escapaba de la serie B en la que estaban inmersas las anteriores y que, sin abandonar del todo el género negro, era realmente una incursión en la ciencia ficción, resultando un relato muy diferente y quedando en la memoria como una cinta memorable.
A mediados de los años sesenta, cuando el formato "novela gráfica" empezaba a sustituir al clásico cuaderno de aventuras, aparecieron en los quioscos varias colecciones de aquellos libritos de unas sesenta páginas, primero en cuadernillos cosidos, sustituidos pronto por hojas encoladas y con tapas de cartulina generalmente con lomo cuadrado, que presentaban tiras de prensa americanas del género policiaco o versiones de personajes cinematográficos o televisivos: El Santo, Steve Roper, Kerry Drake... Los países europeos del norte tienen una gran tradición de este tipo de historietas, y de allí procedían casi todas estas colecciones, en las que no era raro encontrar firmas de autores españoles. 
Una de aquellas colecciones es la que hoy protagoniza nuestra entrada. Nacida como tira de prensa, la serie dedicada a Lemmy Caution sustituyó el nombre del personaje de Peter Cheyney (para evitar problemas legales, es de suponer) por el del actor que lo representaba, que había conseguido convertirse en la esencia del intrépido agente secreto al que encarnaba. Eddie Constantine fue, pues, la historieta que Semic publicó en 1964 en sus "novelas gráficas para mayores". El protagonista no es ahora un agente del FBI, sino una especie de detective aventurero, si bien en algunas ocasiones figura como agente de la Interpol.
El dibujante español Santiago Vallvé (conocido anteriormente, quizá por error, como Jaime Vallvé) fue el encargado de ilustrar los guiones de Jorgen Sonnergaard. Cada número contenía un episodio completo, en el que Vallvé realizaba un trabajo apreciable, aunque la poco respetuosa edición de aquellos libritos, en los que se remontaban las tiras y posiblemente se eliminaban viñetas, no le hace justicia y dificulta apreciar sus méritos, además de restar fuerza al relato. La imposición de restituir el rostro del actor protagonista obligaba a Vallvé a repetir reproducciones de fotografías, con un resultado que desmerece. Lo ideal, para apreciar la serie en todo su valor, sería poder acceder a traducciones respetuosas de las tiras originales, pero pedir eso parece algo ilusorio.
Ya he explicado otras veces que el único fin con el que reproduzco en el blog estas historietas es para darlas a conocer a quienes no las hayan disfrutado o para recordarlas a quienes las leyeron en su momento, con la esperanza de que algún editor pueda interesarse lo suficiente como para intentar una reedición en condiciones. Lograr eso sería un auténtico sueño, aunque no es algo que se presente como realizable. No está de más repetir que, en caso de que alguien se sienta perjudicado por ello, un aviso será suficiente para retirar inmediatamente el material de que se trate.
El tratamiento de estas páginas de viejos tebeos para subirlas al blog es trabajoso. En el caso de esta colección me veo obligado a "lavar" las páginas de modo inmisericorde, probablemente perdiéndose en el camino algunos valores de grises, ya que el material publicado en los tebeos de Semic no era un ejemplo de buena impresión. Mi conocimiento de los programas de tratamiento de imágenes es absolutamente primario, voy aprendiendo a base de prueba y error de un modo absolutamente autodidacta, por decirlo de modo suave. Ruego que se me excusen los fácilmente apreciables defectos. Pese a todo, espero que el resultado, aunque tosco, merezca, si no la aprobación, por lo menos la lectura de la historieta.
    


























     
Estos enlaces permiten acceder a un texto de Juan Bravo sobre la serie y el personaje publicado en Tebeosfera
y a una sobria necrológica de Eddie Constantine por Miguel Ángel Bastenier en El País: