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domingo, 26 de septiembre de 2021

Supermán en Dólar

Recuperando otro fragmento de mi extinta burbuja digital

 
¡Cuando Supermán voló hasta Dólar!

Nuevamente repaso el viejo blog en busca de alguna cosa de las que puse allí que pueda tener interés todavía. Hoy me he encontrado con una de las últimas entradas que subí antes de que Wodpress (o como se llamara aquello) decidiera cambiar el sistema, integrarse en no sé qué otro asunto y modificar todos los procedimientos, dejándome absolutamente incapaz de continuar con el blog, que murió de inanición.

Esta entrada presentaba una de las Novelas Gráficas de la editorial Dólar, la número 2 de la Serie Violeta, dedicada a Supermán, que dejé interrumpida al no poder continuar, y que hoy recupero en condiciones, mejor escaneada (ha pasado una década y algo he ido aprendiendo, error a error, sobre esto de la vida digital), y completando la aventura de Supermán que ocupaba la mayor parte del librito. Como era costumbre de Dolar, cuando el episodio principal no bastaba para llenar toda la paginación, se completaba el libro con páginas de chistes o textos más o menos píos o con una aventura de otro título, en algunos casos en régimen de continuará. En este número se insertó la conclusión del episodio de Jorge y Fernando "En busca del peligro", que había comenzado en el anterior. Aunque nos falte el principio, he mantenido en la entrada esta historieta, con la esperanza de conseguir la primera parte en algún sitio y subirla más adelante. La cubierta de este número estaba ilustrada brillantemente por una de las firmas habituales de Dólar, Lobo.

Como en otras ocasiones, repito aquí el texto de aquella entrada. En algún momento alguien me dijo que la historia de este número no la dibujó Wayne Boring, en contra de lo que se acredita en la portada, sino Curt Swan, pero no he podido confirmarlo. La Wikipedia afirma que Boring dibujó la tira hasta principios de los años sesenta, la abandonó durante un par de años y retornó en 1963, lo que permite atribuirle la autoría de este episodio, que se publicó en 1958 y 1959 (la fecha de las tiras se eliminó en esta edición, por lo que sólo puedo asegurar el año). 

Leamos ya lo que dije en su día y pasemos luego a la aventura, que es lo que merece la pena.

ooo000ooo  

Las Novelas Gráficas que la Editorial Dólar lanzó a finales de los años cincuenta fueron la ocasión para que una generación que había llegado tarde para asistir al nacimiento del tebeo de aventuras y las grandes series atrapara al vuelo muchas de aquellas históricas referencias de sus predecesores y conociera de primera mano a algunos de los nuevos aventureros que con el tiempo llegarían a alcanzar niveles de atracción semejantes.

Aquella colección de libritos de cómic, las recordadas “diversas narraciones gráficas”, presentaban en los números iniciales de cada una de sus primeras series (las dedicadas a Rip Kirby, Ben Bolt y Julieta Jones) un ditirámbico texto que se hacía eco de las maravillas técnicas del siglo XX y su reflejo en la industria editorial, de la que Dólar se erigía como adelantada en España, con su procedimiento de “edicción” (sic), del que explicaba su mayor coste, aunque no olvidaba destacar lo ajustado del precio de aquellos libros (cuestión muy discutible desde el punto de vista del joven lector, siempre agobiado por problemas económicos y que comparaba las ¡ocho! pesetas en que se ponía cada ejemplar de aquellas maravillas editoriales con los cinco o seis reales que costaba un tebeo “normal” (por entonces ya se había dejado de contar en reales, y aquella clásica moneda no se acuñaba desde tiempos de Maricastaña. Sólo se mantenía —una curiosidad— la costumbre de los “dos reales”, la moneda de cincuenta céntimos agujereada que los caprichosos coleccionaban para remachar en los cinturones).

La mayoría de las series con las que se nutría la colección de Novelas Gráficas provenían de los cómics de prensa del King Features Syndicate, que aunque suene a cooperativa de defensa de los derechos laborales, se trata de una agencia de producción y distribución de material gráfico, principalmente cómics, chistes, caricaturas, pasatiempos y textos. Una de las excepciones fue el Superman de Wayne Boring, versión en tiras publicada en los periódicos cuya distribución en España consiguió Dólar para su editorial durante aquellos años. La primera intención, al parecer, fue integrar las historias del superhéroe de la capa roja en la Serie Amarilla junto a The Phantom, Mandrake y demás héroes de King Features, y de hecho, en la relación de protagonistas de aquella serie se incluía al kriptoniano, aunque sus aventuras merecieron desde el principio colección propia, la Serie Violeta.

La presentación que Dólar ofrece en el número 2 de la colección nos demuestra que los conocimientos del equipo editorial sobre el fenómeno del Hombre de Acero eran algo menos que limitados. Según este texto:

“Todos conocemos a Superman. Este personaje fue creado para la Televisión norteamericana, y sus películas pronto alcanzaron una fama extraordinaria…”.

El Superman  de la prensa se nos muestra mucho menos “divertido” que su versión en comic book. Los periódicos los leían los adultos, y los comics de prensa, por principio, debían ser adecuados a una mentalidad menos infantil que las revistas. Si en algunos casos esto dio lugar a auténticas obras de arte, en personajes como el que nos ocupa, cuyo interés radica en elementos más cercanos al mundo del espectáculo que a la alta calidad literaria, se prestaba a la desnaturalización de algunas series al trasplantarlas a las páginas de la prensa, en el mejor de los casos, y a la absoluta pérdida de cualquier interés en muchos otros.

En el caso de Superman, su trasvase al mundo de la prensa transformó sus aventuras de un modo sutil. Aun manteniendo sus líneas básicas, las historias se acercan más al realismo, en primer lugar por los dibujos de Wayne Boring, que realiza, en mi opinión, un trabajo de regular calidad, y en segundo lugar, por un cambio en las tramas que las hace menos cercanas al surrealismo que se había enseñoreado de los comic books.

Veamos, pues, la primera entrega de un número de Supermán que en Dólar llevo el título de “El robot humano”, y en el que hizo su aparición Metalo, un hombre que sufre una insospechada transformación cuando un cirujano decide salvar su vida mediante una arriesgada operación. 

[Publicado originalmente el 22 de junio de 2010 en La Burbuja de Alejandro]