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lunes, 31 de agosto de 2020

El Santo 1

El Santo, por Leslie Charteris

     

Contrabando humano

     
Anuncio de la serie con ilustración de Mike Roy.
Famosos detectives literarios han encontrado sus versiones en viñetas, y aunque no recuerdo ningún caso en el que las historietas superaran los relatos originales, el resultado fue a veces más que aceptable. Entre otros, sin olvidar al padre de todos, Sherlock Holmes, y con permiso del chevalier Auguste Dupin, de Poe: Charlie Chan, Nero Wolfe, Nestor Burma...
Leslie Charteris, autor británico de ascendencia china, escribió relatos detectivescos con varios protagonistas (sucedió a Hammet en las tiras de prensa del agente X-9), y aunque su personaje más conocido, Simon Templar, no es en realidad un detective, sus aventuras se nutren de tramas de temática criminal. El sobrenombre del personaje, El Santo, hace referencia a las iniciales de su nombre, que componen la abreviatura de la palabra "santo" en inglés: saint, St.), y su carrera literaria transcurrió entre finales de los años veinte y principios de los sesenta, en los últimos tiempos en relatos no escritos por Charteris, aunque llevaran su firma. Aún aparecieron más libros de El Santo posteriormente, ya sin participación de su autor original.
Sunday page de Doug Wildey (12-III-1961)
El Santo era una especie de Robin Hood moderno, y así se le describía en algunos de los relatos iniciales, en los que se sugería que se trataba de un fuera de la ley que corría emocionantes aventuras en las que se enfrentaba a malhechores de toda laya, acompañado en los primeros tiempos por su novia (Patricia Holm), su mayordomo y valet (el antiguo militar Orace), y una banda de delincuentes británicos que fueron desapareciendo hasta que, con su paso a los Estados Unidos, Templar encontró al estólido gánster americano Hoppy Uniatz, que se convirtió en su ayudante, y siempre perseguido por el inspector Claud Eustace Teale, con el que, sin embargo, colabora en alguna ocasión.
La figura de El Santo y sus aventuras fueron cambiando bastante con el paso del tiempo. En las primeras historias tiene su base en Gran Bretaña y sus enemigos son traficantes de armas o de drogas, tratantes de blancas y otros malvados generalmente europeos. Templar no tiene escrúpulos en acabar con la vida de sus enemigos, y considera que tiene derecho a apropiarse en cada caso de una parte del botín recuperado.
El Santo en Londres, con George
 Sanders como Simon Templar.
La Segunda Guerra Mundial le lleva a colaborar con la Administración estadounidense en la lucha contra espías nazis, y el inspector de policía americano J. H. Fernack sustituye a Teal como su tenaz perseguidor. Gradualmente, Templar va abandonando su carácter inicial y convirtiéndose en un aventurero bienintencionado, despreocupado y trotamundos, desapareciendo su valet, su novia y sus compañeros hampones, incluido Hoppy.
El Santo tuvo una dilatada vida radiofónica, cinematográfica y televisiva.
Página dominical de John Spranger (6-X-1957).
Desde comienzos de los años cuarenta, Edgar Barrier fue Simon Templar en la radio británica. En América, El Santo fue primero Brian Aherne, y posteriormente Vincent Price, que durante casi cinco años, de 1947 a 1951, fue la voz del Robin Hood de los tiempos modernos.
Al cine llegó El Santo en 1938, con la película El Santo en Nueva York, protagonizada por Louis Hayward, a quien sucedería al año siguiente George Sanders (en mi opinión, el mejor de todos los Santos), sustituido luego por varios actores (Hugh Sinclair, Felix Marten, Louis Hayward de nuevo...), entre los que destaca Jean Marais en la cinta francesa Le Saint prend l'affut. Décadas después se intentaría recuperar el personaje en la olvidable cinta El Santo, de Phillip Noyce, con un sobrepasado Val Kilmer y una hermosa y desperdiciada Elisabeth Shue.
La televisión ha aprovechado la figura de El Santo en varias series, alguna de bastante éxito. La más destacada es la emitida en los años sesenta protagonizada por Roger Moore, que antes de sustituir a Sean Connery como James Bond se había convertido en el rostro más reconocible de nuestro personaje. La serie tuvo una continuación con el sólido actor dramático Ian Ogilvy en el papel protagonista.
Página dominical de Mike Roy (13-XI-1949).
Charteris firmó también las tiras de prensa de El Santo, aunque Harry Harrison, novelista de ciencia ficción que fue autor de alguna de las novelas del personaje, también participó en la serie de cómics. Los dibujantes fueron al menos tres: Mike Roy, Doug Wildey y John Spranger. Hubo también algunos comic books de El Santo, con dibujo de Allen Ulmer, de los que sólo he visto un puñado de páginas. De los tres dibujantes oficiales de la serie, mi preferido es John Spranger, sin desmerecer ni Roy ni Wildey, estupendos artistas, y la serie me parece muy recomendable.
En España conocimos a El Santo "de papel" en una colección de Semic, un sello subsidiario de una editorial sueca, que consistió inicialmente en cuadernos grapados en formato "novela gráfica para adultos" de 20,5 por 15 centímetros, con cuarenta y ocho páginas en blanco y negro más cubierta en papel satinado impresa en color con la retiración en blanco. Desde el quinto número las dimensiones aumentaron a 26 por 17 centímetros, y la paginación se redujo a treinta y dos páginas.
Página de Allen Ulmer.
La edición de Semic constó de veintidós números, en los que se publicaron las tiras diarias de varios episodios de la serie original (sin las páginas dominicales) sin respetar el orden cronológico, remontando las tiras para ajustarlas al formato de la colección, eliminando las fechas de publicación original y las firmas y sin acreditar a los autores, salvo la mención de Charteris en portada. Sólo aparecen la firma de Doug Wildey y la de John Spranger en un par de episodios y creo reconocer el dibujo de Roy en otros, pero no me atrevo a darlo como seguro. Al parecer, la editorial sueca produjo episodios nuevos dibujados por artistas europeos, y es posible que en la colección figure alguno de ellos.
Presento hoy el primer número de esta colección, una aventura completa que llevó el título de "Contrabando humano", de la que no identifico el dibujante.
   


























[Las páginas del tebeo están escaneadas
de un ejemplar de mi propiedad.
 Las que acompañan el texto
 las he obtenido del sitio de libre acceso
 The Fabulous Fifthies
y de otras páginas web]
   
Con esta entrada completamos un mes de agosto que ha resultado fructífero para el blog: la memoria frívola ha estado presente veintiocho días consecutivos. Aunque no creo que pueda seguir este ritmo, procuraré que no decaiga demasiado en septiembre.