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jueves, 4 de junio de 2020

Historietas olvidadas: Ali-Oli, vendedor oriental

   

Manuel Vázquez, insuperable creador de personajes

    
Entre la pléyade de inmensos y geniales humoristas del tebeo de humor español destacan poderosamente algunas individualidades. Aparte del hoy inevitable Ibáñez, me vienen a la mente maestros como Gabi, Figueras, Sanchis, Coll, Raf... Sin desmerecer a ninguno, creo que el caso de Manuel Vázquez es especialmente extraordinario.
La capacidad de Vázquez para crear tipos inolvidables y sumergirlos en situaciones inesperadas es insuperable. Su facilidad para extraer variaciones sobre el mismo tema, de salirse de lo habitual para llevarnos por caminos que él abría y para sorprendernos y divertirnos con los más insólitos elementos queda de manifiesto en la serie que hoy quiero recordar aquí.
Se trata de una colección de historietas de dos páginas en color, en algún caso sólo en bicolor y con algún episodio alargado a las cuatro páginas, que nació cuando, visto el éxito de la revista Mortadelo, Bruguera decidiera inventarse una nueva cabecera en la que se publicó mensualmente una colección de "números extra" de la revista original. El título de la nueva publicación fue Super Mortadelo, y su contenido incluía una historieta de aventuras de ocho páginas, reportajes ilustrados procedentes de la británica I.P.C., la página de pasatiempos habitual, un puñado de chistes y un buen número de historietas de humor. En principio, salvo los reportajes de I.P.C., bastantes de los chistes y la clásica tira de Reg Parlett Cuervo Loco (The Crowds), el resto del material era todo producto nacional, creado especialmente para la revista, si no estoy equivocado. No se incluyeron series en régimen de continuará, sólo historietas completas, al menos en los primeros números, que son los que estoy revisando ahora. Ibáñez, Raf, Figueras, Conti, Allué, Rovira, Segura... fueron, con Vázquez, las firmas de esos primeros números.
La historieta que quiero recordar hoy, Ali-Oli, vendedor oriental, revisaba semana a semana las argucias del protagonista, un típico árabe sobre la clásica alfombra voladora, para colocar las mercancías más diversas a los clientes más reacios. Como se puede apreciar en los episodios que traigo al blog, tan liviano argumento le permitía a Vázquez ofrecer mil y un motivos para la sonrisa. En el episodio que más me gusta, Ali-Oli se empeñaba en vender un atatangugu. ¿Verdad que todos estaríamos encantados de que nos vendiera uno?
Extraigo las páginas de tomos encuadernados, por lo que tengo que excusarme por los defectos que pueden apreciarse en los márgenes interiores, aunque he procurado repararlos lo mejor posible. De cualquier manera, creo que se pueden disfrutar como merecen las divertidas aventuras de Ali-Oli.
    































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