Suplementos de historietas de los periódicos españoles
El fin de semana de El Alcázar
Aunque no con la importancia que tuvieron en otros países —especialmente, pero no sólo, en Estados Unidos—, los cómics también han visitado las páginas de los periódicos españoles.
Uno de los diarios más activos en el empleo de la historieta como medio de ampliar su difusión fue el vespertino madrileño El Alcázar, nacido durante el asedio a la fortaleza toledana durante la guerra civil y que políticamente se mantuvo siempre en posiciones muy conservadoras, salvo durante los años sesenta, en los que mostró una línea aparentemente menos opuesta a la apertura política y consiguió una gran difusión, gracias a un diseño atractivo y moderno y una extensa información internacional. A finales de la década, Prensa y Ediciones, S. A. (PESA), entidad editorial cercana al Opus, perdió la titularidad del diario, que volvió a manos de la Hermandad de Nuestra Señora Santa María del Alcázar y pasó a convertirse en portavoz de los partidarios del golpe de Estado involucionista.
El Alcázar llevaba años ofreciendo en sus páginas una sección de pasatiempos y amenidades que incluía varias tiras de historietas. Es complicado hoy día acceder a aquellos periódicos para estudiar y, en su caso, recuperar el material que publicaron, pero es una tarea que debería abordarse antes de que el paso del tiempo lo haga imposible.
En 1966, El Alcázar decidió convertir aquella sección en un suplemento semanal que, a partir del 20 de agosto, se entregaba encartado en el periódico del sábado, ocupando las cuatro páginas centrales, que debían separarse y plegarse dos veces al centro para formar un cuadernillo de dieciséis páginas.
La nueva revista dedicaba casi el cincuenta por ciento de su espacio a pasatiempos firmados por Pedro Ocón de Oro, reputado autor de crucigramas y otros juegos y dueño de un personal y atractivo dibujo, ocupando el resto de la paginación una selección de historietas de sindicación que incluían varias series de KFS —el Flash Gordon de Dan Barry (con el título Roldán el temerario, con el que el syndicate lo distribuía en Hispanoamérica), Pepita (Blondie, de Chic Young), el Popeye de Bud Sagendorf, el Príncipe Valiente de Hal Foster...—; los casos de El Inspector Snif (una serie de intrigas policiacas firmadas por el dibujante holandés Van Dam y servidas por la agencia suiza Cosmopress), y algunas series españolas —una adaptación de El libro de la selva de Kipling realizada por Francisco Blanes (publicada previamente en Duwarín, la revista del club juvenil de la empresa relojera Duward); las aventuras de La pandilla Ye-ye, otra historieta de Blanes sobre guiones de A. Arias, y la serie de los Estudios Moro La familia Telerín, inspirada en los dibujos animados con los que Televisión Española invitaba a los niños a acostarse cada noche, que dibujaba Blas Sanchis—.
La portada del primer número llevaba los avisos: "AHORA SEMANAL" y "A partir de hoy NUEVAS AVENTURAS, indicando así que se trataba de la continuación de la sección diaria. A modo de antetítulo figuraba el rótulo "Fin de semana para los niños", que cambió en los últimos números por "Fin de semana en colores", acompañando el logo del periódico. Desde el segundo número la fecha de publicación apareció impresa en portada, siendo el dato que permite ordenar la colección, ya que los cuadernos no se numeraron.
Salvo Popeye, con el tercer capítulo del episodio "El problema de Papá" —que había comenzado su publicación en la sección del periódico diario—, todas las series iniciaban episodio en el primer número.
El suplemento sólo alcanzó los nueve números con su cabecera inicial. El que debía haber sido el número 10 apareció encabezado con el logo de Chío y coeditado por PESA y la Sociedad Anónima de Periódicos, Revistas y Ediciones (Sarpe). Chío era una revista nacida como suplemento del magazine de Sarpe La Actualidad Española y convertida luego en publicación de venta ordinaria en quioscos. Desde su número 42 (no fechado, pero presumiblemente aparecido la semana del 17 al 23 de octubre de 1966), Chío vio reducidas sus dimensiones y su paginación, bajando su precio de venta de ocho a dos pesetas, y se imprimió en el mismo formato, con el mismo papel y mucho del contenido que hasta entonces componía el suplemento de El Alcázar. La revista tuvo desde aquel número dos ediciones paralelas con idéntico contenido, vendiéndose una de ellas en el quiosco como publicación independiente y continuando la otra con su condición suplementaria de El Alcázar, situación que persistió durante unos cincuenta números, pasando entonces a ser editada de nuevo en solitario por PESA y limitándose a su edición como suplemento semanal del diario.
Desde el momento en que Chío tomó el relevo de El Alcázar el contenido de la revista compartía algunas de las series de la revista de Sarpe con los pasatiempos de Ocón y los cómics que venían apareciendo en el suplemento de PESA.
Doy fin a estos confusos comentarios, supongo que será mas ilustrativo de lo que fueron aquellos tebeos ofrecer algunos números, lo que paso a hacer. Aquí están los cinco primeros.
Uno de los diarios más activos en el empleo de la historieta como medio de ampliar su difusión fue el vespertino madrileño El Alcázar, nacido durante el asedio a la fortaleza toledana durante la guerra civil y que políticamente se mantuvo siempre en posiciones muy conservadoras, salvo durante los años sesenta, en los que mostró una línea aparentemente menos opuesta a la apertura política y consiguió una gran difusión, gracias a un diseño atractivo y moderno y una extensa información internacional. A finales de la década, Prensa y Ediciones, S. A. (PESA), entidad editorial cercana al Opus, perdió la titularidad del diario, que volvió a manos de la Hermandad de Nuestra Señora Santa María del Alcázar y pasó a convertirse en portavoz de los partidarios del golpe de Estado involucionista.
De esta forma aparecía el suplemento en las páginas centrales del diario. |
En 1966, El Alcázar decidió convertir aquella sección en un suplemento semanal que, a partir del 20 de agosto, se entregaba encartado en el periódico del sábado, ocupando las cuatro páginas centrales, que debían separarse y plegarse dos veces al centro para formar un cuadernillo de dieciséis páginas.
La nueva revista dedicaba casi el cincuenta por ciento de su espacio a pasatiempos firmados por Pedro Ocón de Oro, reputado autor de crucigramas y otros juegos y dueño de un personal y atractivo dibujo, ocupando el resto de la paginación una selección de historietas de sindicación que incluían varias series de KFS —el Flash Gordon de Dan Barry (con el título Roldán el temerario, con el que el syndicate lo distribuía en Hispanoamérica), Pepita (Blondie, de Chic Young), el Popeye de Bud Sagendorf, el Príncipe Valiente de Hal Foster...—; los casos de El Inspector Snif (una serie de intrigas policiacas firmadas por el dibujante holandés Van Dam y servidas por la agencia suiza Cosmopress), y algunas series españolas —una adaptación de El libro de la selva de Kipling realizada por Francisco Blanes (publicada previamente en Duwarín, la revista del club juvenil de la empresa relojera Duward); las aventuras de La pandilla Ye-ye, otra historieta de Blanes sobre guiones de A. Arias, y la serie de los Estudios Moro La familia Telerín, inspirada en los dibujos animados con los que Televisión Española invitaba a los niños a acostarse cada noche, que dibujaba Blas Sanchis—.
La portada del primer número llevaba los avisos: "AHORA SEMANAL" y "A partir de hoy NUEVAS AVENTURAS, indicando así que se trataba de la continuación de la sección diaria. A modo de antetítulo figuraba el rótulo "Fin de semana para los niños", que cambió en los últimos números por "Fin de semana en colores", acompañando el logo del periódico. Desde el segundo número la fecha de publicación apareció impresa en portada, siendo el dato que permite ordenar la colección, ya que los cuadernos no se numeraron.
Salvo Popeye, con el tercer capítulo del episodio "El problema de Papá" —que había comenzado su publicación en la sección del periódico diario—, todas las series iniciaban episodio en el primer número.
Portada de Chío número 42, en su edición como suplemento de El Alcázar. |
Desde el momento en que Chío tomó el relevo de El Alcázar el contenido de la revista compartía algunas de las series de la revista de Sarpe con los pasatiempos de Ocón y los cómics que venían apareciendo en el suplemento de PESA.
Doy fin a estos confusos comentarios, supongo que será mas ilustrativo de lo que fueron aquellos tebeos ofrecer algunos números, lo que paso a hacer. Aquí están los cinco primeros.
De confusos nada. Muy buena entrada.
ResponderEliminarGracias, Antonio. ¿De veras no resulta liosísima mi prosa? Me vuelvo loco a eliminar adjetivos, suprimir codas y coñas, limitar los juicios de valor y, pese a todo, cuando lo vuelvo a leer me parece difícil de tragar y poco comprensible...
ResponderEliminar¡Muy lindo suplemento! Entre nosotros perduraba en los años 60 el "Suplemento Multicolor" de "El Plata", un periódico ya extinto, con las siguientes dominicales: "Ben Bolt", de John Cullen Murphy; "Aventuras de Aguilucho" ("Tim Tyler's Luck"), de Lyman Young; "Luis Ciclón" ("Steve Canyon"), de Milton Caniff; "Juan el Intrépido" ("Johnny Hazard"), de Frank Robbins; "Pepe Dinamita" ("Roscoe Sweeney"), de Roy Crane; "Superman", de Wayne Boring; "Tío Remus", de Walt Disney; y "Pepita" ("Blondie"), de Chick Young. Una observación con respecto a tu comentario: los dibujos de este episodio de "Flash Gordon" no son de Dan Barry (de hecho, no llevan su firma, como puede verse), sino que pertenecen a otro grande, Fred Kida. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarC. M. Federici
Tienes razón, Carlos, reconozco que cuando hablo de "el Flash Gordon" de Barry me refiero a las tiras que comenzaron aquel 15 de noviembre de 1951, aunque sabiendo de los muchos negros de Barry (de Fujitani a Frazetta y Kida) antes incluso de dejar de firmar. Tenía que haberlo puntualizado, sí, gracias por hacerlo por mí.
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