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domingo, 20 de diciembre de 2020

Así terminaban las colecciones de Bruguera

   

El último número de Mortadelo

   
La editorial Bruguera publicó muchas de las más populares revistas de historietas españolas. Pulgarcito ocupa, sin duda el primer puesto en la memoria de los viejos aficionados, con su medida mezcla de humor, personajes inolvidables y episodios de misterio y aventura. Junto a ella, otras cabeceras, como las protagonizadas por personajes de Walt Disney, El Campeón, El DDT, Tiovivo, Can Can o las dedicadas al público femenino como Sissi o Lily, llegaban a los quioscos en los años cincuenta. La expansión de la tele y el cambio en los hábitos de ocio de sus lectores llevó a la editorial a ensayar diferentes modelos de publicaciones con las que hacer frente al potente rival: unas casi de género rosa, presentando figuras del cine y la canción, como Mundo Juvenil, y otras de temas televisivos: Tele Color, Rin Tin Tin, Din Dan... 
Los ensayos de Bruguera alcanzaron al fin en 1968 un resultado que significó la entrada del sello en la edad moderna de la historieta. La nueva revista se llamó Bravo, y sus cuarenta y ocho números trajeron al lector español algunos de los mejores cómics europeos. En Bravo conocimos al teniente Blueberry, Michel Tanguy y Aquiles Talón, además de otros personajes nacionales y foráneos.
La aventura de Bravo duró algo menos de un año, pero sembró el camino que seguiría la colección Gran Pulgarcito, una de las cimas de la editorial, en la que se desarrolló lo iniciado en Bravo con un aumento de paginación y con mayor tamaño. Por desgracia, la lamentable decisión de intentar aprovechar la popularidad del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente dedicándole gran parte de la paginación de la revista acabó aburriendo al público, y Gran Pulgarcito murió sin llegar a los noventa números publicados. 
Clausurada la colección, Bruguera lanzó otra revista que heredaba el espíritu de su predecesora: Mortadelo, quizá el último gran éxito del sello en el campo de las revistas, aunque tras ella las cabeceras nacían como setas tras la lluvia. 
Mortadelo se publicó durante 645 números, que fueron semanales hasta los últimos treinta o cuarenta, que aparecieron con periodicidad quincenal. Mortadelo fue, ya digo, seguramente el último gran momento de la casa. Su contenido era un compendio de lo más divertido que podía encontrarse en el quiosco, y hasta que la desidia editorial empezó a abandonarla, el cuidado con el que se realizaba resultaba evidente. 
Compré semanalmente Mortadelo desde el número 0, y pasaron muchos años antes de que me aburriera y la dejara. He intentado completar la colección (es un insuperable vicio mío), pero aún me faltan unos setenta números de la última época.
Mortadelo murió, como otras muchas cabeceras, cuando la editorial, comprobando el declive, decidió transformarla. De hecho, en el último ejemplar se anunciaba para "la semana siguiente" un nuevo número "reformado", pero lo que se publicó fue una nueva colección con un nuevo criterio. 
Subo hoy aquel último número como muestra y recuerdo de una revista de las que ya no se hacen, lo que para mí es una pena. A pesar de la ausencia de las grandes series que pasaron por la colección y de la abundancia de páginas publicitarias, me hace sentir el calor de aquellas publicaciones que parecía que nunca iban a faltar en nuestra vida. 
     















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