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jueves, 16 de mayo de 2019

Fester Bestertester y Karbunkle

El gamberro humor de Don Martin


Don Martin es una de las firmas más reconocidas de Mad, el magazine con el que la editorial norteamericana EC Comics de William Gaines resucitó en los años cincuenta tras verse casi hundida tras la pertinaz persecución de la campaña anticómic emprendida por el psiquiatra Fredric Wertham, que tuvo como uno de sus principales objetivos acabar con el cómic de horror, del que EC era la abanderada.
Mad resultó un acierto editorial y supuso un éxito en toda regla. El sentido del humor gamberro y la sátira de la cultura pop convirtieron la revista en un referente mundial sin rival durante décadas. 
En el magazine se reunió un plantel de humoristas y dibujantes de excepción: Harvey Kurtzman, Wally Wood, John Severin, Will Elder, Al Feldstein, Jack Davis, Basil Wolverton, Al Jaffee, Sergio Aragonés, Antonio Prohias...
En España, Euredit lanzó una versión en castellano a mediados de los años setenta que llevó el título de Locuras y que sólo alcanzó a poner en el quiosco seis números, desapareciendo con más pena que gloria, pese a lo interesante del proyecto. La editorial publicó asimismo una colección de pequeños libritos monográficos dedicados cada uno a un único artista. De esta colección sólo aparecieron cuatro números, uno de Antonio Prohias, otro de Sergio Aragonés y dos de Don Martin.
Don Martin es un dibujante de gran personalidad y un humorista que me encanta. El primero de los dos libros que presentó en aquella colección, Don Martin pisa en falso, está protagonizado por Fester Bestertester, un hombrecillo parlanchín y optimista, y su protegido Karbunkle, un grandullón silencioso al que no oímos pronunciar una sola palabra, dos personajes que parecen pertenecer al mundo del cine cómico mudo: en cierto modo, me recuerdan a Laurel y Hardy, aunque entre ellos no surge jamás la menor desavenencia, manteniéndose siempre serenos e inmutables, por difícil o comprometida que sea la situación en que se hallen. Y es que el autor hace desfilar a sus personajes por diferentes escenarios, en los cuales los somete a toda clase de agresiones físicas, aceptadas siempre sin el menor síntoma de rebeldía por los impertérritos caballeros.
En nuestra entrada de hoy recogemos la tercera de las cinco  historias contenidas en el libro, en la que Fester y Karbunkle, a diferencia de lo que ocurre en los otros cuatro episodios, no son las víctimas, sino los causantes de las catástrofes que su actividad produce. En esta aventura, al modo de unos auténticos Pepe Gotera y Otilio, dedicarán sus esfuerzos a una tarea en principio sencilla, que terminará convirtiéndose en un auténtico desastre.
    
























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