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viernes, 7 de diciembre de 2018

En estos días un almanaque es lo más oportuno

   

Aquí está el nuestro

   
Cuando se acercan los festejorios familiares de la Navidad, el mundo del tebeo está (¿estaba?) obligado a producir sus almanaques festivos, con pavo, turrón y arbolito. Para no ser menos, vamos a revisar en el blog uno de aquellos extraordinarios navideños, el que publicó la catalana editorial Marco a finales de 1947, cuando a este viejo lector aún le faltaban unos días para ver la luz de este mundo.
El Almanaque extraordinario de 1948 de Marco no destacaba por su aire festivo: en sus veinticuatro páginas sólo una viñeta hacía referencia a las celebraciones de fin de año, la que hemos puesto en portada, pero uno tampoco es demasiado riguroso en esos temas. Celebremos con la familia los ágapes, cantemos villancicos y traseguemos espumosos cavas, aquí nos limitaremos a disfrutar de las aventuras de nuestros viejos conocidos Cebollita y Rabanito, Hipo, Monito y Fifí y Tontolote y Pirulo, de la mano de Emili Boix; de El Puma y el valiente Orlán que nos dibujaba Boixcar cuando aún no era el rey del tebeo bélico, y de Narizán, el tarzánido de Esbert (dibujante a quien conocíamos más como Ayné cuando dibujaba el Conejito Atómico).

Y por si no acaso no pudiera cumplir con mi autoimpuesta labor de divulgación y recuerdo historietero hasta después de las fechas navideñas, deseo a todos los visitantes de este rincón las más felices fiestas y un año nuevo próspero y sobre todo feliz.
    













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