El Santo, por Leslie Charteris
Platillos volantes
[Retorno a mis tareas en el blog tras una penosa temporada sin línea de internet (una tormenta, un rayo, el enrutador fundido y el servicio técnico de Yoigo dejándome en la estacada durante tres largas semanas de llamadas por mi parte y promesas de rápida solución por parte de la compañía). La vuelta me depara una desagradable sorpresa, que ya sospechaba: Blogger ha introducido cambios en el sistema de trabajo en el blog, que ya no funciona como antes, con el resultado de que ahora no consigo manejar las imágenes como acostumbraba. En esta entrada puede comprobarse: antes del apagón había comenzado a trabajar en la entrada, subiendo las primeras páginas y colocándolas airosamente de dos en dos. Al reincorporarme no consigo el mismo resultado con el resto de la paginación: tras horas de intentos, las páginas 12 y 13 se han situado más o menos bien, aunque no logro juntarlas como las anteriores sin espacio en el centro, y las demás he tenido que limitarme a ponerlas una tras otra después de múltiples intento fallidos por dejarlas en condiciones. Publicada la entrega compruebo que las páginas que creía montadas perfectamente no aparecen al intentar ampliarlas y me veo obligado a colocarlas independientemente igual que el resto. Supongo que la culpa es de mi casi nula capacidad digital: normalmente, hasta ahora había ido solucionando los problemas mediante el clásico sistema de prueba y error, pero parece que esto ya no me funciona, de modo que no puedo hacer más que dejar las cosas así, y a partir de ahora limitar las entradas a una tira de imágenes sin más decoraciones].
En el segundo número de la colección de Semic, Simon Templar tendrá que desmontar una complicada estafa montada por un ambicioso médico alienista mediante una supuesta invasión extraterrestre. Como era habitual en este tipo de colecciones, el remontaje de tiras y la traducción creativa marca de la casa no faltaban en ninguno de los episodios.
En este cuaderno, como en el primero, tampoco aparece ninguna firma, y no me arriesgo a asegurar quién es el autor del dibujo, quizá John Spranger.
Los cuatro primeros números de la colección eran cuadernos grapados de 21 x 15 centímetros. A partir del quinto número aumentó el tamaño hasta los 26 x 17, haciendo más fácil y agradable la lectura.
Reproduzco aquí, pues, este episodio, en el que nuestro héroe se ve embarcado por azar en un misterioso caso de supuesto avistamiento de ovnis cuando acompaña a un joven amigo a un sanatorio en las montañas de Colorado. No se nos informa de la relación de Simon Templar con el adolescente, del que nunca más volveremos a oír hablar una vez terminada la aventura.
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