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jueves, 31 de enero de 2019

La magia medieval de Hernández Palacios

   

Drako de Gades

  
Antonio Hernández Palacios es, sin duda, uno de los más importantes autores del tebeo nacional. Sus grandes creaciones se cuentan entre las más admiradas, y no sólo por los aficionados españoles, ya que su éxito traspasó fronteras y la crítica internacional ha reconocido el valor de propuestas como la saga de El Cid, dos westerns tan diferentes como "Manos" Kelly y Mac Coy o los episodios de la contienda civil española que dieron comienzo con Eloy, uno entre mil.
Entre los últimos trabajos de Palacios se cuenta una serie de aventuras fantásticas en un ambiente medieval, Drako de Gades, protagonizadas por un héroe del que apenas se nos dan noticias, que se publicó en la revista Rumbo Sur, una lujosa publicación no venal de los años ochenta que se entregaba gratuitamente a los miembros del Club Juvenil del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla. La dificultad de conseguir esta revista sólo me ha permitido acceder a los cinco primeros capítulos de la serie.
En el quinto número de Rumbo Sur se numeró por error el episodio de Drako como 5 (en el número anterior no apareció la serie). Este error se subsanó en el número 6 de la revista numerando el episodio correspondiente de nuevo como capítulo quinto.
Palacios se responsabilizaba del guión y el dibujo de los episodios, cada uno de los cuales comprendía una aventura completa. El trabajo gráfico es tan atractivo y personal como en el autor madrileño era costumbre. En cuanto a las tramas, la corta extensión de cada aventura no permitía detenerse en la descripción de personajes ni en el desarrollo de historias complejas, limitándose cada episodio al relato de una breve hazaña del héroe en diferentes escenarios. Probablemente la intención del autor era ir dando cuerpo a su serie episodio a episodio mediante pinceladas de información, pero en los cinco capítulos apenas conocemos a otro personaje, además del héroe, que a Megera, la hechicera que le ayuda a salir de sus problemas cuando éstos le superan.
El tono del relato rezuma un suave humor. Si tuviera que poner una pega, sólo hay un detalle que podría citar: sorprende en un autor como Palacios encontrar algún anacronismo en el lenguaje como el de hacerle decir a un marinero: "¡Está usted loco, amigo!", o a una hechicera: "¡Agarraos, majestad, que nos la damos!". Entiendo que se trata de la búsqueda de un efecto cómico, pero confieso que no acaba de convencerme. La gracia del lenguaje anacrónico suele funcionar bien en sentido contrario. En Los visitantes, la película de Jean-Marie Poiré, por ejemplo, el humor lo provoca que Jean Reno y Christian Clavier hablen con su arcaico lenguaje natural en la Francia moderna, al contrario que en la serie de Palacios, en la que los personajes medievales emplean giros modernos en su ambiente natural.
Sin mas que añadir, aquí están los cinco primeros capítulos de Drako de Gades.
    

Capítulo I
"La promesa"

   



   
ooo000ooo
   

Capítulo II
"La dama misteriosa"

   



    
ooo000ooo
   

Capítulo III
"La roca del Leviatán"

   



   
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Capítulo IV
"Merlín"

   



   
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Capítulo V
"De mitos y leyendas"

     





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