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domingo, 7 de enero de 2018

Más aventuras yanquis en la España de Franco

Kid Roney

Otro día más dedicamos este espacio a volver la mirada al antiguo y obsoleto blog, hoy para recuperar una colección de tebeos de 1941 definidos por su editor como "novelitas gráficas". Sin más exordios, aquí está la entrada que se publicó en la burbuja el 12 de febrero de 2009.
  
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En 1941, en plena fiebre germanófila, con la guerra civil todavía fresca en el recuerdo, con Europa estremecida por la contienda mundial, en la que un puñado de españoles combatía en un bando con la llamada "División Azul" mientras otros miles luchaban en la Resistencia Francesa o padecían en los campos de concentración, la editorial barcelonesa Esteller, bajo la rúbrica "Sdad. Gral. Española de Librería, S. A.", lanzó una "Colección de novelitas gráficas de aventuras" dibujada por el artista catalán J. Nogueras y protagonizada por un joven héroe yanqui de edad indeterminada (¿doce, trece años?), Kid Roney, que correrá emocionantes aventuras en compañía de un adulto, siguiendo el ejemplo que el Terry de Milton Caniff había puesto de moda en 1934. Una de las muchas paradojas de aquellos años de plomo es que los tebeos pudieran permitirse en un momento dado pasar el protagonismo del invencible paladín hispánico al héroe estadounidense sin que las autoridades montaran en cólera, si ya no es que hubiera un interés oficialista en "cambiar de bando" al menos en la ficción.
Es curioso que el nombre del compañero de Kid, que en El rey del desierto es Jim Gale, en el episodio siguiente, El fantasma de los aires, cambie a Tom Huskins. Ignoro si se trata de un error de Nogueras o del guionista, caso de no ser los guiones obra del propio dibujante.
Otro dato a tener en cuenta (éste más divertido) es que una colección española ya "inventara" la denominación "novela gráfica", que tanto ha dado que hablar en el Salón de Angulema, mucho antes de que Will Eisner la empleara por primera vez. Y es que en España, cuando nos ponemos, lo mismo descubrimos el chupa-chups que la fregona, el futbolín o la novela gráfica, faltaría más. Eso sí, a pesar del rimbombante título, las "novelitas" no estaban cosidas, ni siquiera grapadas, sino que se entregaban en una sola hoja plegada sin cortar, algo que no he visto en ninguna otra colección. La impresión era a todo color por una cara y en bicolor la retiración.
   







Según el Catálogo del Tebeo en España de José María Delhom, se editaron cinco números. En uno de ellos, El rey del desierto, se menciona como primera aventura El castillo siniestro y se anuncia la siguiente, El fantasma de los aires. En ésta se da el título de Espionaje moderno como el del siguiente número. El tercer cuaderno de mi colección lleva por título Terror en la ciudad, que pienso que es el último de la serie, aunque también es posible que sea el número 2, puesto que no hay numeración ni fecha de publicación.
Las aventuras de Kid Roney ocupan once de las doce páginas de cada número, y en uno de los ejemplares la parte superior de la última, que se completa con historietas cómicas, en las que aparecen las firmas Enya y G. Cifré.
Dos de los tebeos llevan encartada una hoja del mismo tamaño que el cuadernillo (16,5 por 23 centímetros) impresa por una cara a todo color con una ficha educativa recortable para pegar. Una de ellas con la "Anatomía del oído" y la otra con el "Equipo completo para los vuelos a gran altura". El pie de imprenta de las fichas es de Esteller y Sangel, S. L. Editores – Barcelona. Probablemente la tercera ficha existía y se ha perdido: sesenta y ocho años es mucho tiempo para que se conserve un material tan frágil como estos tebeos, aunque estos tres ejemplares están en unas condiciones excelentes, se mantienen en una hoja entera con el plegado original, sin haber sido cortados para su lectura. Seguramente nadie los ha leído antes que yo.








La baja calidad del papel y de la impresión es evidente, como, por otra parte, era habitual en la época, cuando la escasez obligaba a los editores a ingeniárselas para conseguir hacer frente a sus compromisos de las formas más increíbles (el formato de algunas colecciones, como "Diego Valor" o "Mis Chicas", era debido al hecho de que se imprimían aprovechando el papel sobrante de la edición de otras revistas…).
Tengo que confesar que he caído en la deformación profesional de no respetar los errores originales, y no sólo he retocado algún dibujo en mal estado y he limpiado los fondos lo más que me ha sido posible (el fin de este blog es ofrecer a los aficionados la posibilidad de apreciar el trabajo de los artistas más que el desgraciado resultado que a veces conseguían, sé que seré condenado por los puristas y estoy de acuerdo con ellos, pero no he podido evitarlo, mea culpa). Peor aún, he corregido algún que otro error ortográfico que no he sido capaz de soportar, y esto sí es verdadera deformación profesional: ni "foragidos", ni "poblan", ni "hechar", ni "cojer", ni el más perdonable "cumprirla" he podido soportar. Espero que se me perdone por mi voluntad de ofrecer un mínimo de seriedad gramatical.







(Publicado originalmente en La Burbuja de Alejandro el 12 de febrero de 2009)

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