Portadillas de Ibáñez para Super Mortadelo
Humor a toda página
Siempre he pensado que el mejor Ibáñez es el que aparece cuando Francisco Ibáñez se libera de sus series y personajes habituales y dedica su ingenio a rellenar páginas completas con gags de una viñeta enlazados por un tema común. Desde sus primeros tiempos en La Risa su firma apareció en muchas de aquellas páginas hoy poco recordadas, en las que, a mi juicio está lo más personal de su trabajo.
En los años del despliegue editorial de Bruguera, pasada la década de los años sesenta, el éxito de Mortadelo abrió el camino a cabeceras nuevas o renovadas (Pulgarcito, DDT, Din Dan, Tío Vivo, Zipi y Zape...) y, en un paso más en la explotación del mercado, al lanzamiento de nuevos títulos encabezados con el sonoro "Super". Así nacieron Super Pulgarcito, Super DDT, Super Tío Vivo, Super Zipi y Zape, Super Carpanta... y la que hoy nos interesa, Super Mortadelo.
Presentados como números extra de la revista original, la estructura y el contenido de aquellos tebeos respondían a ese concepto: más paginación, mayor precio, episodios más largos de los personajes habituales, además de historietas de aventuras. Desde el primer número, a modo de portadilla, la primera página de la tripa del cuaderno consistió en una página cómica en la que F. Ibáñez desgranaba su humor sobre temas variados, desde la presentación de la colección que ocupaba el primer número hasta temas variados como el cámping, diferentes deportes o incluso una historia del primer James Bond visto por nuestro autor. Es destacable la página dedicada al dibujante novel, de la que he seleccionado algunas viñetas para encabezar la entrada.
A continuación se recogen las portadillas humorísticas de los veinte primeros números de la colección, buena muestra de lo que Ibáñez sabía hacer cuando se libraba de las ataduras que Mortadelo y sus compañeros le suponían. Curiosamente, entre las páginas de Ibáñez se ha colado alguna del maestro Vázquez.
En los años del despliegue editorial de Bruguera, pasada la década de los años sesenta, el éxito de Mortadelo abrió el camino a cabeceras nuevas o renovadas (Pulgarcito, DDT, Din Dan, Tío Vivo, Zipi y Zape...) y, en un paso más en la explotación del mercado, al lanzamiento de nuevos títulos encabezados con el sonoro "Super". Así nacieron Super Pulgarcito, Super DDT, Super Tío Vivo, Super Zipi y Zape, Super Carpanta... y la que hoy nos interesa, Super Mortadelo.
Presentados como números extra de la revista original, la estructura y el contenido de aquellos tebeos respondían a ese concepto: más paginación, mayor precio, episodios más largos de los personajes habituales, además de historietas de aventuras. Desde el primer número, a modo de portadilla, la primera página de la tripa del cuaderno consistió en una página cómica en la que F. Ibáñez desgranaba su humor sobre temas variados, desde la presentación de la colección que ocupaba el primer número hasta temas variados como el cámping, diferentes deportes o incluso una historia del primer James Bond visto por nuestro autor. Es destacable la página dedicada al dibujante novel, de la que he seleccionado algunas viñetas para encabezar la entrada.
A continuación se recogen las portadillas humorísticas de los veinte primeros números de la colección, buena muestra de lo que Ibáñez sabía hacer cuando se libraba de las ataduras que Mortadelo y sus compañeros le suponían. Curiosamente, entre las páginas de Ibáñez se ha colado alguna del maestro Vázquez.
¡Recuerdo estas páginas de Ibáñez cuando se publicaron en "Super Mortadelo" allá por 1972-73! Ciertamente, como tú mismo dices, muestran a un Ibáñez capaz de dar lo mejor de sí mismo cuando se le da plena libertad creativa. Por cierto, aunque las primeras páginas son de dichos años, para números posteriores se reeditaron -como no podía ser de otro modo en Bruguera- páginas antiguas, obra del Ibáñez de principios de los 60, lo cual se puede notar por la diferencia de estilo (la de James Bond sin duda es de mediados de los 60, cuando Ibáñez acababa de "descubrir" a Franquin, lo cual influyó en su estilo).
ResponderEliminar¡Miserias y grandezas de Bruguera, amigo Alfons!
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