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lunes, 17 de junio de 2019

Una historieta huérfana de autor

   

Un tebeo para niñas que puede leer cualquier niño

     
Los más entrañables recuerdos que amontono en este blog se refieren a los años de mi infancia y adolescencia, allá a mediados del siglo pasado, cuando el ocio no era lo menos importante para los adolescentes, sino que, como ya explicaron Les Luthiers, era lo más importante. Entonces los adolescentes tenían a su disposición horas de asueto en cuanto conseguían liberarse de los "deberes" escolares, y para llenar esas horas disponían de mil juegos y actividades, la mayoría al aire libre y en comunidad. Incluso la lectura o la escucha radiofónica solían tener lugar en grupo, y el excitado montón de chavales se arremolinaba en el jardín con la ventana del salón abierta para que las ondas nos trajeran el episodio de Diego Valor o los Dos hombres buenos, después de un buen rato de lectura de tebeos, que intercambiábamos intentando encontrar la continuación de la aventura que habíamos dejado interrumpida en la lectura anterior.
Había varias clases de tebeos: los más reconocidos, los cuadernos de aventuras, en episodios completos o en régimen de continuará, entre los que las revistas de Novaro o los episodios de Flash Gordon y El Hombre Enmascarado de Dólar eran un material altamente deseado y pocas veces conseguido, por su elevado precio. Los tebeos "de risa" gustaban mucho, y disfrutábamos leyéndolos, y buscando las historietas de continuará de un número a otro, pero a la hora de coleccionar tenían menos valor. Y había otra clase de tebeos que ocupaban un lugar poco agradecido: los tebeos "de chicas", los cuadernos y revistas destinados a las lectoras infantiles y adolescentes, plagados de princesas, hadas, romances y otras "tonterías" de aquéllas. No estaba bien visto decir que uno leía aquellos tebeos, y lo cierto es que la mayoría de ellos eran lectura muy desangelada, ya que un tebeo de aventuras, por flojo que fuera, siempre tenía luchas, peleas, acción, peligro... mientras que los tebeos de niñas, especialmente los románticos, eran algo de lo más anodino. En el género de las hadas, no obstante, a veces se encontraban elementos fantásticos (brujas, encantamientos, animales misteriosos...) que hacían aquella lectura mucho menos aburrida de lo que solíamos considerar.
Hoy traigo al blog un tebeo de este tipo, una aventura fantástica en un mundo insólito y con acción y aventura. Se trata de un relato resuelto de forma atropellada y que hubiera necesitado unas cuantas páginas más para desarrollar la trama con más cuidado, pero que me parece muy interesante: el grumete Marcelo queda abandonado en una extraña ciudad de papel cuando le encarcelan por derribar una casa con un estornudo, escapa rompiendo las paredes de cartón de su celda y recibe de un pobre anciano una olla mágica por ayudarle a recuperar a su pájaro parlante... Podría tratarse de la adaptación de algún cuento clásico, pero no he conseguido dar con él. Eso sí, hay que aplaudir el acierto de bautizar a los reyes enfrentados en feroz combate como Pusilánime IV y Furibundo I. Es una lástima que la mala costumbre de no acreditar a los autores nos deje sin saber quiénes fueron el guionista y el dibujante de este tebeo.
En cualquier caso, un tebeo "femenino" que podía leer un niño sin sentir vergüenza, a pesar del obligado final feliz, cuando el grumete y la princesa Adelaida acaban contrayendo el inevitable matrimonio para poder ser felices comiendo perdices, lo que justifica la imagen de portada, muy alejada en realidad del contenido fantástico de la historia.
 










   

2 comentarios:

  1. se me acaba de corrir que a estas alturas te puedes meter en lio por publicar algo "para ninhas" ... un beso senor Capelo

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