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miércoles, 5 de junio de 2019

Viñetas españolas que volvieron de Alemania

   

Andrax

Por MIQUEL CUSSÓ y JORDI BERNET
   
Los dibujantes y guionistas de los tebeos españoles descubrieron pronto que su arte rendía más en el extranjero que en la madre patria, y no tardaron en empezar a ganarse los garbanzos trabajando para editores extranjeros, directamente o a través de alguna de las agencias que fueron naciendo a lo largo de los años. Fueron muchos los que acabaron trabajando exclusivamente para la industria exterior, algunos de ellos trasladando incluso su residencia allí. En Inglaterra publicaron los hermanos Blasco, Nadal, Raf, Martz-Schmidt...; en Francia, Gabi, Cabrero Arnal... y así en muchos otros países, principalmente europeos.
En Alemania, el editor Rolf Kauka ofreció las páginas de sus revistas a varios de nuestros historietistas (en la entrada anterior dejé un ejemplo con los hermanos Fresno y sus Astrosniks). Entre aquellos artistas descuellan nuestros protagonistas de hoy: el escritor Miquel Cussó y el dibujante Jordi Bernet (tío y sobrino, respectivamente).
Poncho Yucatán.
Cussó ya había puesto su máquina de escribir al servicio de los lápices y pinceles de Bernet en series como Poncho Yucatán Paul Foran y Dan Lacombe, publicadas estas dos últimas en la revista belga Spirou. La agencia de Jorge Macabich, Bardon Art, les encargó una serie para la editorial de Kauka, y Cussó y Bernet crearon un relato de ciencia ficción mezclada con fantasía heroica que llevó por título Andrax y que se publicó a partir de 1973, primero en la revista Primo y más tarde en Zack.
Andrax es (en el que, aplicando el vocabulario televisivo podríamos llamar episodio "piloto") el nombre del protagonista de la historia, un excepcional atleta, campeón de decathlón, que, tras su impresionante actuación en los Juegos Olímpicos, es secuestrado por un enloquecido científico y su hermosa secretaria y enviado dos mil años en el futuro mediante un proceso de hibernación.
Paul Foran.
En realidad, aunque la historia que nos narraban Cussó y Bernet partía de una idea que puede encuadrarse en el género de la ciencia ficción, pronto derivaría hacia la aventura sin más excusas, con todas las virtudes y algunos de los defectos de los cuadernos aventureros que abarrotaron los quioscos hasta principios de los años sesenta. Entre las virtudes, el espléndido dibujo de Bernet, la sencillez de las tramas y la agilidad de los guiones; entre los defectos, quizá el más evidente hoy es la abundancia de textos de apoyo innecesarios que nos contaban lo mismo que ya en las viñetas quedaba claro (un error muy común en nuestros tebeos, cuyos autores parecían confiar poco en la fuerza narrativa de la imagen y la envolvían con redundantes e impertinentes explicaciones escritas); por otra parte, las tramas quizá eran excesivamente ligeras, sin personajes realmente vivos, y el papel de la mujer, casi inexistente, quedaba reducido a los estereotipos más repetidos (algo que tampoco faltaba en nuestro tebeo de siempre). Pero esto aparte, Andrax es una serie que se sigue con placer.  Si algo echo en falta es el desaprovechamiento del doctor Magor y la doctora Ingrid, causantes, con su inhumano experimento, de la situación en la que Andrax se ve envuelto. Pienso que se les hubiera podido sacar más partido y que hubieran podido dar mucho juego.
La serie se desarrollaba en episodios completos de diferente longitud, en los que Andrax y su gigantesco compañero Holernes (nombre de resonancia bíblica), se ven envueltos en peligrosas peripecias que resuelven siempre como es menester. Holernes, el rey de los kaunas, se enfrenta a Andrax en varias luchas desde su primer encuentro, hasta que, admirado por la fuerza e inteligencia de nuestro héroe, decide abandonar su reino en manos de su esposa para acompañarle en su odisea. Algunos episodios se inician con un resumen en el que, en contra de lo narrado en el primer capítulo, se nos dice que el nombre de nuestro héroe es Michael Rush, y que tomó el nombre de Andrax, no se explica por qué, al despertar en el futuro.
Viñeta de la reedición para Toutain en la que Bernet
  introdujo la mascota olímpica de Mariscal.
En España tardamos tres lustros en ver publicada Andrax, en una edición en doce números de Toutain Editor que llegó al quiosco en 1988 y para la que Bernet dibujó nuevas portadas y retocó algunas viñetas. En el primer número de la colección podemos ver al rubio Andrax en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 (en los que consiguió batir cuatro récords mundiales) y también hace su aparición Cobi, la mascota que dibujó Mariscal para la ocasión. Evidentemente, en la edición original alemana de 1973 esas alusiones al evento barcelonés no existieron.
Aún hubo otra edición de Planeta, una década después, pero ésa ya es otra historia (o sea, que no la conozco y no puedo hablar de ella, claro).
Traigo hoy el primer episodio de la serie, en el que tomamos contacto con el héroe y asistimos a su "exilio" en un tiempo dos mil años alejado de su mundo.
    



























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