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miércoles, 15 de febrero de 2017

Aquellas inolvidables cantantes yeyés francesas


Quienes alcanzamos la pubertad allá por los primeros años de la década prodigiosa no podemos por menos que seguir un poco enamorados de ellas. Las jóvenes cantantes francesas para las que se creó el término yeyé fueron para nosotros un sueño inalcanzable. Las versiones en castellano de los éxitos de Mireille Mathieu, Marie Laforet, Sylvie Vartan, Françoise Hardy... sonaban en todas las emisoras, y muchos de nosotros todavía conservamos con cariño aquellos discos de cuatro canciones que aún no se llamaban EPs ni vinilos, con las fotografías en las carátulas de las carpetas plastificadas que no nos cansábamos de mirar mientras escuchábamos aquellos himnos de amor juvenil.

Hubo otras grandes cantantes francesas antes que ellas, desde Piaf a Gréco, pero las yeyés nos hablaban a nosotros, eran de los nuestros.

Veinticinco años más tarde, Juan de Pablos publicaba en la revista Madriz un pequeño reportaje sobre cinco de aquellas estrellas: Françoise Hardy, Sylvie Vartan, Sheila, France Gall y Marie Laforet, con dibujos de Julio Cebrián, que, confieso, yo hubiera cambiado por fotografías.

No hay mejor manera de leer estos textos que acompañándolos con la música a la que hacen referencia. No es fácil escoger, pero hay que hacerlo. Pulsando los títulos destacados pueden escucharse las canciones: 

De Françoise Hardy, la primera en triunfar en España, escojo una canción melancólica como casi todas las suyas: Le premier bohneur du jour.

La carátula de la derecha corresponde al EP [iniciales en inglés de extended play, "duración extendida", con las que se conocían los discos de cuatro canciones] que  incluía el primer gran éxito de la cantante en castellano, Todos los chicos y chicas. Como solía ocurrir entonces, el disco lo comprábamos por la canción más conocida, pero no era raro que acabara gustándonos más alguna de las otras tres.

A Françoise Hardy la vimos en la superproducción en Cinerama Grand Prix, con James Garner, Eva Marie Saint, Yves Montand y  un amplio reparto, aunque no puede decirse que su trabajo como actriz fuera nada destacable.

Si Françoise fue para nosotros la francesa por excelencia, Sylvie Vartan, de familia procedente de Bulgaria y con ascendencia armenia, representaba algo más cercano, una chica como las de nuestra calle, como la más bonita de las de nuestra calle. Sus amores y desamores con el astro del rock francés Johnny Hallyday surtieron de chismes las revistas del corazón... y también las musicales, en España como en Francia. Entre los éxitos de Sylvie no faltaron versiones de temas americanos e ingleses.

La imagen de la izquierda corresponde a la portada del primer éxito en español de Sylvie, La más bella del baile. He preferido escuchar su versión del éxito de The Cascades Le rythme de la pluie.

Sheila no fue nunca una de mis yeyés favoritas, sólo recuerdo un par de éxitos suyos, L'école est finie, que creo que fue el primero en aparecer en España, aunque no recuerdo habérselo oído a ella en castellano, y Comme les rois mages.

A la derecha, la cubierta del disco sencillo (single) español con este segundo tema de Sheila, que en la versión en castellano que cantaba no recuerdo quién comenzaba: "Melchor, Gaspar y Baltasar tuvieron fe igual que tuve yo..." (!).

De France Gall habíamos escuchado, sin demasiada atención, una canción infantil (Sacré Charlemagne) antes de descubrirla en el Festival de Eurovisión representando a Luxemburgo con su gran éxito, Poupée de cire, poupée de son, de Serge Gainsbough.

La carrera de esta muñequita rubia subió entonces como la espuma, y dejó algunas canciones que se recuerdan con cariño, como la que recupero aquí desde YouTube, Attends ou va-t'en, que fue sintonía de algún programa televisivo en aquellos años y que luego recuperó Juan de Pablos para su Flor de Pasión en Radio Nacional.

Y por fin, ¡Marie Laforet! Nunca estuve muy seguro de si prefería a la lánguida Francisca o a la drámatica María. Desde que su mirada me atrapó en una foto publicada en una de aquellas revistas que compraba mi hermano Eduardo (Fans, probablemente, aún no había llegado el tiempo de conseguir en España Salut les Copains) quedé hechizado, y sus primeras canciones, Y volvamos al amor y Por qué fingir, hicieron el resto.

Marie Laforet había protagonizado en 1960 A pleno sol, la primera versión de la novela de Patricia Higsmith El talento de Mr. Ripley, dirigida por René Clément, y con la actuación de Alain Delon y Maurice Ronet. Su carrera cinematográfica no fue muy destacada, aunque intervino en un puñado de filmes, del que puede destacarse la cinta de espionaje Marie-Chantal contra el Dr. Kha, en la línea de Modesty Blaise.

Termino la sesión musical con uno de los muchos temas de Marie Laforet que todavía suenan muchas veces en mi tocadiscos, Je voudrais tant que tu comprennes (el peinado que luce en este vídeo no le hace mucha justicia).

1 comentario:

  1. Dices bien, yeyés, porque también estaba la Boccara o la Dalida pero éstas eran mas..."clásicas" (no tan "modelnas") y habían las "otras" no-yeyés, las cantautoras, las progres, o las que los progres lucíamos de haber oido como Bárbara, Colette Magny, Anne Sylvestre. Ah! y tampoco era yeyé la inclasificable (y adorada en silencio) ¡ BB!. De las que has mencionado me quedo, para oir,,con la Laforet y su voz meliflua y sus ojos grandes... pero para soñar con la BB (y el volumen muy bajo...) Salud! Querido amigo.

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