El cuaderno de aventuras
ROBERTO ALCÁZAR Y PEDRÍN
Número 156
El loro sabio
El cuaderno de aventuras tuvo en España su época gloriosa, su "edad de oro", que, dependiendo de tu generación, puede encuadrarse entre los años treinta y los primeros cincuenta, pero de lo que no cabe duda es de que entre las hazañas de sus primeros y más famosos representantes no pueden faltar las del intrépido aventurero español y su joven y valiente compañero.
Independientemente de los múltiples defectos que la crítica no se cansó de adjudicarle, de lo tópico de muchos de sus temas y lo acartonado de sus personajes, de la falta de elementos femeninos de importancia y de tantas y tantas sombras como se han querido acumular sobre esta serie, durante más de mil números se asomó al quiosco, y en su momento alcanzó niveles de lectura que no hay muchos tebeos que pueden jactarse de igualar.
No sé si es preciso confesar que yo fui un lector entusiasta de estas aventuras, como de las de otros héroes de la misma editorial levantina (el guerrero, el espadachín, el hombre de piedra...), y todavía soy capaz de enfrascarme en uno de estos cuadernillos y seguir con pasión sus emocionantes episodios.
Y no hay más que decir. Aquí va un ejemplo palpable de todo lo que voy diciendo.
Independientemente de los múltiples defectos que la crítica no se cansó de adjudicarle, de lo tópico de muchos de sus temas y lo acartonado de sus personajes, de la falta de elementos femeninos de importancia y de tantas y tantas sombras como se han querido acumular sobre esta serie, durante más de mil números se asomó al quiosco, y en su momento alcanzó niveles de lectura que no hay muchos tebeos que pueden jactarse de igualar.
No sé si es preciso confesar que yo fui un lector entusiasta de estas aventuras, como de las de otros héroes de la misma editorial levantina (el guerrero, el espadachín, el hombre de piedra...), y todavía soy capaz de enfrascarme en uno de estos cuadernillos y seguir con pasión sus emocionantes episodios.
Y no hay más que decir. Aquí va un ejemplo palpable de todo lo que voy diciendo.
Pues éso...(la informática y la madre que la parió...)
ResponderEliminarParece que esta entrada ya se puede ver completa, repetiré la del viernes que ha desaparecido.
ResponderEliminar