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miércoles, 9 de mayo de 2018

Dos insólitos personajes de Conti en El DDT

   

Don Eulalio y Mi Tío Magdaleno

   
El panorama mental del ciudadano español de la quinta década del siglo XX, y de las posteriores, estaba indudablemente nutrido por la savia cultural de los grandes autores nacionales de la literatura, la música, la pintura y las demás artes, pero apostaría algo a que no era menos importante el papel desempeñado en la educación cultural del pueblo hispano por figuras de papel creadas por artistas menos reconocidos pero que no deberíamos menospreciar. Me refiero, claro, a las creaciones de los genios del lápiz dedicados a rellenar páginas y páginas de tebeos. Autores como Vázquez, Figueras, Cifré, Benejam, Sanchis, Karpa, Escobar, Palop, Coll, Raf, Ibáñez, Boix... una caterva de talentos que nos ofrecieron personajes que entraron a formar importante parte de nuestra cultura. Hablar de Don Pío, Don Ulises Higueruelo y su familia, Doña Urraca, el Soldadito Pepe, el Repórter Tribulete, Zipi y Zape, Petra y su señora, las Hermanas Gilda, Jaimito y su pandilla, Pumby, el Doctor Cataplasma... es traer a la memoria horas y horas de placer para generaciones enteras, obtenidas a base de horas y horas de tablero y afanoso trabajo. 
Cuando la editorial Bruguera intentó llegar a un mercado más amplio que el infantil (lo que, por otra parte, ya había conseguido quizá antes de proponérselo, puesto que sus productos, teóricamente dedicados a los menores de la casa, eran leídos por muchos más adultos de lo que puede pensarse), lanzó la publicación humorística El DDT contra las penas.  
Uno de los puntales de la revista fue Carlos Conti Alcántara, Conti, dibujante prolífico, creador de múltiples personajes entre los que cabe destacar al feroz empresario Apolino Tarúguez y su infeliz secretario Celedonio, pero las figuras que quiero traer hoy al blog son dos personajes más difíciles de encuadrar en la vida real, el barbudo Don Eulalio y el extraño "tío" Magdaleno, el hombre del estrafalario sombrerito cuyo sobrino no aparecía más que sugerido en el título de la serie. 
Don Eulalio desarrollaba cada gag en una sola viñeta, con un humor basado casi siempre en el diálogo, mientras Magdaleno necesitaba para sus hazañas historietas de seis cuadros, y en contra de su compañero de revista, apenas empleaba la palabra.
A continuación reproduzco una docena de las primeras entregas de cada una de estas series. La calidad de la reproducción no es demasiado alta, no es fácil conseguir en buenas condiciones ejemplares de estos antiguos tebeos, pero creo que merecen la pena.
   












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