Un autor con el que me cuesta conectar
Richard Corben
Esta entrada en realidad debería formar parte de la serie dedicada a los artistas del espanto que comencé hace meses, pero he preferido destacar la figura del autor del que quiero hablar hoy sin limitarlo al género del terror. Richard Corben es un dotado dibujante americano al que descubrí a finales de los años setenta y con el que mantengo una difícil relación de admiración y rechazo.
Los relatos de terror de revistas como Dossier Negro, Delta o Vampus dieron a conocer al aficionado español un puñado de firmas de grandes artistas, de los que Corben fue uno de los más destacados. Al principio, su dibujo me atraía y disfruté de aquellas terribles historias macabras, pero a medida que el reconocimiento del dibujante de Kansas fue creciendo yo empecé a tener problemas con sus historietas, hasta que llegó Den, una serie que se me atragantó desde las primeras páginas. Los personajes que parecen danzar por las viñetas, las anatomías desmesuradas, el omnipresente desnudo con las elefantiásicas ubres y la pendulante minga del prota... el caso es que me estomagaba, y no he sido capaz siquiera de terminar de leer aquella saga. No sé si conseguí reunir todos los episodios, pero sé que tengo sin leer más de un tomo de los que andan por mis estanterías.
Repaso hoy algunas de las primeras historias negras de Corben para recordar lo que me gustaba de él. Son relatos cortos de terror en blanco y negro publicados en España en la revista Delta, una con guión de Gerry Conway, la segunda escrita por el propio Corben y la otra de Donald F. McGregor. Añado una historieta en color algo más moderna que me parece buena muestra de lo que menos me gusta del autor. Es un relato de ciencia ficción en el que Corben escribe y dibuja una historia que a mí, personalmente, me parece algo gratuita, sin el menor interés, y el dibujo, muy bonito y bien acabado, tampoco me dice nada.
Se me perdonará que ocupe hoy el espacio de este blog (que no tiene otra voluntad que compartir mis aficiones y caprichos) con mis manías y neuras de un modo aún más acusado de lo acostumbrado.
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