Buscar en este blog

viernes, 25 de mayo de 2018

Más supertipos en Novaro

   

Supermán y sus amigos venidos de México

    
En la anterior entrada dedicada a los tebeos de Novaro, Supermán era el protagonista absoluto. Pero no fue el único héroe de colorido atavío que nos llegó desde Méjico. Batman y Robín le acompañaron en muchas de sus aventuras, además de traer su propia cabecera independiente, mientras que otros justicieros de DC aparecían en las revistas de los héroes principales con historias de complemento.
La traducción de los nombres propios efectuada por Novaro hizo que a los chavales de mediados del siglo pasado los personajes yanquis nos sonaran algo más cercanos. Si Clark Kent o Luthor siguieron con su nombre original, Pedro White y Jaime Olsen ya sólo mantuvieron el apellido, mientras Luisa Lane, Lina Luna, Bruno Díaz, Ricardo Tapias, Oliverio Reina, Tito Gasca, Tomás Mañana y tantos otros parecían, tras su confirmación en mejicano cañí, sacados de los seriales de la SER o del Circo de Manolita Chen.
Traigo hoy un ejemplo de los tebeos en los que vimos actuar al poderoso equipo formado por Supermán y el dinámico dúo (entre paréntesis, nada que ver con Manolo y Ramón), en una aventura en la que tienen que hacer frente a unos malandrines salidos no se sabe muy bien de dónde que en principio parecían ser tan sólo ciudadanos corrientes buscadores de tesoros pero que se convierten en grave peligro mundial al hacerse con el secreto de un hechicero... No es una de las más brillantes actuaciones de Supermán y sus amigos, pero da bien el tono de cómo funcionaban normalmente, a partir de un problema en Ciudad Gótica que Batman y Robín no podían resolver sin la superayuda del Hombre de Acero, al que convocaban con su llamada especial.
Como complementos, un episodio de las siderales aventuras del ínclito Tommy Tomorrow (Tomás Mañana) y su valiente compañero Raúl Bravo en el que ambos "planetarios" se enfrentan a un peligroso monstruo gigante espacial y una típica actuación de Flecha Verde y Veloz (Green Arrow and Speedy) enfrentados a un pillo que empleaba en sus audaces atracos un secreto líquido robado a un científico de esos que pululaban por los tebeos de la época inventando cosas de lo más inusitado.
Acompañando a estas historias principales, la revista traía un puñado de páginas con historietas cómicas de personajes de sonoros nombres que me temo que en su país de origen nadie reconocería (Chiricuto, Oliverio, Milocho, Chilperico), otros que parece que no sufrieron la indignidad de perder su nombre propio (Rosalinda, Pete) y varias secciones de curiosidades en viñetas.
Y nada más, mejor es verlo directamente.
      

















   
Una última nota: espero que se me perdone que emplee, inadvertidamente casi siempre, la jota en el nombre del gran país hermano, en otros nombres de allá como Oaxaca o en el del Estado vecino Texas. Mi excusa, pobre, supongo, es que en mis años de escolar siempre lo escribíamos así, y que al leerlo en su forma correcta, México, no puedo menos que pronunciar del modo más ridículo "méksico". Desgraciadamente, la clasica función de la equis con el sonido fuerte de la jota se había perdido en el habla española salvo en estos poquísimos casos, aunque ahora, gracias al moderno vasallaje a la parla de la metrópoli todos sepamos ya pronunciar en yanqui. 
Vale.

No hay comentarios:

Publicar un comentario