Centinela alerta número 3
¿Un cuento chino?
Traigo hoy al blog un curioso librito ilustrado publicado por el servicio de Ediciones en Lenguas Extranjeras chino en 1960 y reeditado varias veces en el que se narraba una heroica hazaña infantil durante la guerra contra el Japón. Los protagonistas, dos hermanos adolescentes, consiguen hacer llegar a la resistencia china un importante mensaje que hace posible una victoria contra el enemigo nipón. No se nos da mucha información sobre los dos niños, cuyos nombres no aparecen citados en todo el relato.
El autor de la narración es Li Yu-Ching, y los hermosos dibujos que la ilustran son obra de Fan Yi-sin. La edición en lengua castellana hace pensar que se trataba de una edición destinada a distribuirse en los países latinoamericanos de habla española, en aquellos años envueltos en un ambiente de luchas revolucionarias que la China maoísta promovía y apoyaba.
La propaganda política para niños no es una exclusiva de los países orientales o de los regímenes totalitarios. Naciones que se consideran ejemplos de libertad y democracia no han renunciado a dedicar a sus menores cuantas publicaciones ideológicamente tendenciosas y patrioteras han creído oportunas. El Reino Unido o los Estados Unidos son buenos ejemplos. Y en nuestro país no hay que retroceder demasiado para encontrar revistas y tebeos plenos de discursos y soflamas patrióticas o cánticos de beatona religiosidad.
La realización de esta novelita es agradable, la trama se sigue sin problemas y sin que la carga ideológica asome demasiado la oreja, y el dibujo, de estilo realista (realismo socialista, naturalmente), es bonito y sirve bien a la intención de la obra. Más que a antecedentes orientales, a mí me trae a la memoria el alegre colorido de los folletos bíblicos que las sectas americanas suelen dejar en nuestros buzones.
El autor de la narración es Li Yu-Ching, y los hermosos dibujos que la ilustran son obra de Fan Yi-sin. La edición en lengua castellana hace pensar que se trataba de una edición destinada a distribuirse en los países latinoamericanos de habla española, en aquellos años envueltos en un ambiente de luchas revolucionarias que la China maoísta promovía y apoyaba.
La propaganda política para niños no es una exclusiva de los países orientales o de los regímenes totalitarios. Naciones que se consideran ejemplos de libertad y democracia no han renunciado a dedicar a sus menores cuantas publicaciones ideológicamente tendenciosas y patrioteras han creído oportunas. El Reino Unido o los Estados Unidos son buenos ejemplos. Y en nuestro país no hay que retroceder demasiado para encontrar revistas y tebeos plenos de discursos y soflamas patrióticas o cánticos de beatona religiosidad.
La realización de esta novelita es agradable, la trama se sigue sin problemas y sin que la carga ideológica asome demasiado la oreja, y el dibujo, de estilo realista (realismo socialista, naturalmente), es bonito y sirve bien a la intención de la obra. Más que a antecedentes orientales, a mí me trae a la memoria el alegre colorido de los folletos bíblicos que las sectas americanas suelen dejar en nuestros buzones.
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