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viernes, 1 de junio de 2018

Lo último de Martz-Schmidt

Cleopatra, reina de Egipto

   
A mediados de los años ochenta, la liquidación de Bruguera pareció dejar un espacio en los quioscos que otros sellos intentaron cubrir con productos, en algunos casos, calcados de los que la casa del gato negro había agotado ya mucho antes. La editorial Juventud, un sello del grupo Grijalbo, fue una de las que se lanzaron a ese intento, con una revista con muchos méritos que alcanzó un mediano éxito y se mantuvo durante algo más de tres años, hasta el número 81 editada por la casa original y pasando a Ediciones B a partir del 82.
El contenido de aquella revista, que llevó el título de Guai!, incluía algunas de las más conocidas series franco-belgas: Blueberry, Lucky Luke, Tomás Elgafe, Astérix, y un par de tiras estadounidenses: Snoopy y Garfield, con lo más importante de su paginación reservado a varias novedades creadas por autores que venían de la extinta Bruguera: Ibáñez, que adaptó la antigua 13, Rúe del Percebe a la doble página central con el título de 7, Rebolling Street y se encargó de la serie principal, Chicha, Tato y Clodoveo, protagonizada por tres jóvenes sin empleo; Raf, que produjo una interesante serie detectivesca, Mirlowe y Violeta; Segura, que dio a la luz otra pandilla juvenil, Los Muchamarcha's, y Gustavo Martz-Schmidt, que puso en marcha el trabajo que hoy ocupa nuestro espacio: la serie de aventuras en tiempos del Imperio Romano Cleopatra, reina de Egipto.
Martz-Schmidt es uno de los más reconocidos autores de la escuela Bruguera, con un estilo personal inconfundible, un sentido del humor propio y momentos de gran altura. Este trabajo de sus últimos años se sale algo de lo que estábamos acostumbrados a verle dibujar, aquellas historietas de una o dos páginas de sus personajes más recordados: el Profesor Tragacanto, el Doctor Cataplasma, el Sherif Chiquito o Deliranta Rococó, pero ya nos había sorprendido con su versión de la aviesa Doña Urraca, que corrió una aventura de muchas páginas en el episodio que compartió con la Pandilla Cu-Cux-Plaf, y, sus trabajos para el mercado exterior le llevaron a convertirse en uno de aquellos admirados dibujantes españoles que llenaron de historietas muchas páginas de las revistas británicas. 
El dibujo de Martz-Schmidt abandona en esta historieta la retícula de pequeñas viñetas y se desahoga por la página con más libertad, desarrollando durante las cuarenta y seis planchas de la historieta este episodio que concluía con la promesa de nuevas correrías de la hermosa faraona en otro episodio de título El espejo de Nefer-la-Titi, que, de existir, debe de estar escondido en los paquetes que tengo aún guardados en el trastero en espera de tiempo para abrirlos y ordenar el material que contengan. De momento, pues, conformémonos con las ocho entregas que componen esta primera aparición de la bella reina egipcia y que aparecieron en los ocho primeros números de Guai!
    











































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